sábado, 18 de junio de 2011

Ataudes Colgantes de Sagada, Filipinas...

En  Sagada la provincia de La Montaña, al norte de Manila, Filipinas, se encuentra el municipio de Sagada, una pequeña ciudad de poco más de 10.000 habitantes que se ha hecho muy conocida en el mundo gracias al llamativo rito funerario que practicaban sus antepasados. Y no es para menos, ya que los miembros de las tribus kankanaey, oriundos de la zona, colgaban los ataúdes de los fallecidos en las laderas de los acantilados.

Esta curiosa tradición se originó hace ya más de 2.000 años, cuando los indígenas decidieron que para conservar el espíritu de los difuntos, y para permitirles ascender más fácilmente al cielo, era conveniente dejarlos en las alturas. Además de esta forma evitaban que los cadáveres fueran víctimas de los animales salvajes y de los corrimientos de tierras.

Los féretros están ubicados en acantilados de piedra caliza a una altura considerable, entre los 50 y los 100 metros. Algunos están en pequeñas cuevas que hay en los acantilados, donde eran apilados unos encima de otros, colocándose de manera cronológica, los recién fallecidos debajo de los otros.

Quizá el punto más macabro es que cada persona, antes de fallecer, era la encargada de fabricar su propio ataud; y si esto no era posible eran los hijos los responsables.

















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